viernes, 30 de septiembre de 2011

Vínculos familiares se repiten en el Ejecutivo

Vinicio Alvarado
Madres, hermanos, primos, suegros, hijos... Gobernar en familia ha sido una práctica tradicional en el país que, aunque cuestionada, no resulta ajena para el régimen de Rafael Correa, pese a que el Mandatario ha criticado este “hábito”.

Él tiene a primos entre sus colaboradores, como Cassia Delgado, su prima en segundo grado y secretaria personal.

El secretario de la Administración Pública, Vinicio Alvarado, uno de los funcionarios más cercanos a Correa, tiene a su madre, Daisy Espinel, como nueva embajadora en Costa Rica, y a su hermano Fernando como asesor de Comunicación de Correa, aunque dice que él aún no firma un contrato.
Los casos se multiplican entre ministros de Estado, gobernadores, embajadores, presidentes o gerentes de entidades estatales (como Pacifictel, Petrocomercial, Udenor, Udeleg, Banco del Estado o el SRI). Más que un problema legal (la ley solo contempla nepotismo si es dentro de una misma unidad administrativa) es un conflicto ético, opina Jorge Vivanco, ex titular de la Comisión Anticorrupción.

Jueza de la Corte Superior de Justicia de Guayaquil durante catorce años y ahora Embajadora de Ecuador en Costa Rica. Daisy Espinel Álvarez no tiene carrera diplomática, pero el Ministerio de Relaciones Exteriores destaca –como parte de la hoja de vida que difunde en su página web– que es “madre de seis hijos”. Lo que no menciona es que uno de ellos es Vinicio Alvarado Espinel, el secretario de la Administración Pública.

Espinel recogió sus cosas en Quevedo (Los Ríos), donde residía con su esposo, el concejal Humberto Alvarado Prado (PSC), para instalarse cien metros al norte de la casa del presidente de Costa Rica, Óscar Arias Sánchez, en un barrio clásico, de gente adinerada y familias tradicionales de San José.

“Mi mamá es una abogada, doctora en leyes, estudió diplomacia, es escritora, poeta. El Consejo Consultivo de Relaciones Exteriores la designó. Había algunas alternativas (para ocupar plazas). Le gustó Costa Rica por la cultura... Costa Rica tiene menos peso político”, argumenta Alvarado, uno de los hombres más cercanos al presidente Rafael Correa, considerado en el círculo como una ‘pieza clave’.

Gobernar en familia ha sido una práctica tradicional que, aunque cuestionada, no resulta ajena para el actual régimen, pese a que Correa ha criticado este “hábito” en los hermanos Lucio y Gilmar Gutiérrez. Ser madre, hermano, primo o suegro de algún funcionario público ha abierto las puertas a la hora de acceder a puestos en el Gobierno e instituciones estatales, aunque no todos constan en la nómina oficial de trabajadores.

Fernando Alvarado Espinel, hermano del Secretario de la Administración, se ha presentado como asesor de María de Lourdes Andrade, delegada de Correa en la Junta Bancaria (JB), en las entrevistas que ella ha dado. Frecuenta Carondelet y asiste a los eventos oficiales.

Vinicio Alvarado dice que se trata de una “deferencia” de Correa y que no puede “describir con palabras” lo que significa para él que haya nombrado a su madre como Embajadora en Costa Rica y a su hermano Fernando como su asesor en Comunicación. Pero luego aclara que su hermano no trabaja en el Gobierno. Todavía. “Solo hay un pedido del Presidente”, afirma.

El propio Jefe de Estado tiene a familiares entre sus más cercanos colaboradores, aunque él mismo expresó que Pierina y Fabricio, sus hermanos mayores, no trabajarán en el Gobierno para no caer en nepotismo.

Sus primos, sin embargo, sí tienen participación. Cassia Delgado Granizo, por ejemplo, es su asistente personal; siempre está con él en Carondelet.

“También somos ciudadanos con derecho a participar. Estamos preparados”, dice Cassia. Ella y su padre, Hugo Delgado Cepeda, tío de Norma Delgado, madre del Mandatario, fueron incluidos en la nómina de directores del diario estatal El Telégrafo que, en junio de este año, aprobó la Agencia de Garantía de Depósitos, pero luego dijeron que no aceptaban los puestos.

Una prima más de Correa, Loira Delgado Granizo, hermana de Cassia, fue nombrada gerenta de Turismo del Litoral. Otro primo, Rafael Avilés (hijo de una prima de Correa), estuvo temporalmente en la Secretaría de Comunicación, en Guayaquil, pero no firmó contrato.

Otro caso. Pedro Delgado Campaña, primo de Correa, asesora –vía electrónica desde Miami– a los miembros de la JB afines al Gobierno. Correa justificó esta guía al señalar, en junio, que es un “especialista financiero que no ha cobrado dos reales”.

Joaquín Chiriboga Correa, su tío en segundo grado, fue posesionado el 19 de marzo como delegado de Cedegé ante el directorio de la empresa Aguas de la Península (Aguapen), pero se lo “suspendió” en julio último.

La Real Academia de la Lengua define al nepotismo como la “desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos”, aunque el sistema legal ecuatoriano solo lo asocia a la relación laboral dentro de una misma unidad administrativa.

Pero más que un problema legal es un conflicto ético, una “indelicadeza”, opina el editorialista Jorge Vivanco Mendieta, ex presidente de la Comisión de Control Cívico contra la Corrupción (CCCC). “Puede que no sea ilegal, pero hay una ley superior a la escrita: la ética”.

Para Vivanco, Correa “está cayendo en los mismos vicios de Lucio Gutiérrez al tener cargos públicos repartidos entre la parentela, tanto del Presidente como de altos funcionarios. Es un abuso de la influencia”, afirma.

Correa también da trabajo a su mejor amigo y al hermano de este. Se trata de Francisco y Mario Latorre, a quienes conoce desde que tenía seis años. El primero, abogado de profesión, fue nombrado gerente de Petrocomercial Sur, aunque él mismo reconoce que no es un experto petrolero. “Mal hubiese sido que me pongan de Presidente de Petroecuador”, comenta con cierta ironía y agrega que, si fuese por amistad, “estaría de ministro”.

Mario Latorre, candidato a Alcalde de Guayaquil en el 2004 por Patria Solidaria y ex dirigente de los comerciantes minoristas de la calle Pedro Pablo Gómez, consta en la plantilla de asesores del Mandatario. En la práctica, hace de “puente” entre los grupos sociales y Correa.

Los casos se extienden a los funcionarios nombrados por Correa en otras provincias. Fernando Cáceres se pone nervioso al reconocerlo. Su hija Damaris trabaja en la Subsecretaría General de Gobierno, en Quito. Diana Palma, la novia de su hijo Diego, recién fue nombrada Intendenta de Policía en Latacunga. Aparentemente no habría ningún problema, pero Cáceres es el gobernador de Cotopaxi.

“Mi hija trabaja ad honórem, no cobra sueldo. Colabora porque me lo pidió mi buen amigo Eduardo Paredes (subsecretario de Gobierno). Yo aquí (en la provincia) golpeaba puertas con el Presidente en campaña cuando nadie lo identificaba. Él supo reconocer ese trabajo”, justifica.

“Eso qué tiene que ver”, responde Cáceres cuando se le pregunta sobre la relación de Palma con su hijo, aunque luego intenta retractarse y dice no estar seguro, “aunque es muy guapa”.

Otro gobernador con parientes en cargos públicos es Segundo Duque, de Los Ríos. Raúl Duque, su primo hermano, es director del hospital Sagrado Corazón de Jesús de Quevedo.

Cuando se le consulta por sus parientes en el Gobierno, Marco Troya, alcalde de Valencia y coordinador político de Alianza PAÍS en Los Ríos, dice que no tiene a ninguno. ¿Y su hermano? “No tengo ningún hermano ahí”, comenta. Se le recuerda que Jorge Troya, su hermano, está en la coordinación nacional del Sistema de Información para la Gobernabilidad (Sigob).

“Sí, pero él conoce al Presidente desde antes”, añade Marco Troya, cuya ex esposa, Ingrid Ortiz, con quien tiene una hija, fue nombrada directora provincial del programa Operación Rescate Infantil (ORI). “Todos están por sus méritos”, añade.

Otro caso es el de los Issa; padre e hijo colaboraron en la campaña. Nicolás Issa Obando fue designado embajador en España; y Nicolás Issa Wagner, su hijo, gerente del Servicio de Rentas Internas en Guayas.

El nepotismo según la ley

El artículo 7 de la Ley de Servicio Civil y Carrera Administrativa señala que es el acto ilegal ejecutado por un funcionario en la designación hecha dentro de la misma institución, a favor del cónyuge, conviviente o parientes comprendidos hasta el cuarto grado de consanguinidad y el segundo de afinidad.

Publicado en El Universo

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